Mundos imposibles

Los días, el trabajo, las relaciones interpersonales, los acontecimientos y noticias del mundo, una formación apegada a lo funcional y productivo, hacen que estemos más cerca de la representación realista que del mundo de la imaginación y la fantasía.
Partiendo de este planteamiento es oportuno reflexionar sobre el porqué de la proliferación en el arte de lo onírico, irreal, imaginario, caótico, utópico, distópico, etc …
Vengo a expresar una hipótesis: el hombre intenta mediante la creación artística dar un sentido de la belleza a las paradojas de la existencia humana y finalmente a los abismos de las emociones.
Crítica del “establishment” artístico, que aboga la espontaneidad, reivindicación de la contaminación de la enseñanza académica que hunde sus raíces en la realidad más banal y humilde. Intencionada irrealidad, expiración del espacio y el tiempo, cese de la cronología, incidencia de la ciencia, imágenes estimulantes y difusas, construcciones del espíritu contradictorias, escapismo, visión irónica, sátira de social, degradación de lo racional hasta el irracionalismo, voluntad de transcender la existencia y el ser; en definitiva un mundo que parte de lo material para hacerse energía oscura.
Mundos imposibles, fuerzas del absurdo y lo fantástico, naturaleza desbocada, fuerzas telúricas llenas de herejía: un orden caótico que sostiene el sentido último de un arte sobrenatural, alucinado y mágico, insólito y evasivo.
Pienso que en los últimos tiempos existe una clara tendencia del arte hacia lo expresado anteriormente; los creadores son conscientes de la multiplicidad de la belleza y se embarcan en su mensaje y difusión.