FUNCIÓN Y FORMA
Materiality series By Eduard Locota- Banco y taburetes
En los últimos años se observa una mayor predisposición, por parte de los artistas a realizar obras, que tengan, no sólo un valor estético si no también una función de utilidad.
El funcionalismo, tendencia o corriente de principio del s.XX, propugna una concepción según la cual la estructura y confección de una obra debe estar determinada por consideraciones prácticas basadas en la utilidad, los materiales y las formas derivan de ella. Se opone al método de diseño en que la planificación y la estructura surgen de una idea formal preconcebida en la mente del artista.
Hoy, las artes decorativas, el diseño, la cerámica, cierto tipo de escultura, tiende a despojar a las obras de los elementos ornamentales clásicos y de su carácter historicista; se inspiran en motivos naturales, medioambientales y de sostenimiento ecológico. Así las obras se caracterizan por su coherencia entre el aspecto constructivo-técnico y el estético, gracias a lo cual la forma corresponde a la función y los distintos materiales y elementos se comunican a través de un lenguaje novedoso.
Louis Sullivan, arquitecto estadounidense, formuló el principio que definía el funcionalismo: “la forma sigue a la función”, la realización de la obra tiene que estar determinada por su carácter utilitario.
En la concepción de las obras, muebles, diseños, ambientes, objetos decorativos, que aspiran a un arte funcional junto a la utilidad y solidez de las obras, los valores psicológicos y sociológicos no se dejan al margen, se tiene en cuenta y son parte fundamental del valor de la obra.
Lo bello, lo agradable de mirar y el uso de la utilidad de las piezas logran un todo que crea ambientes mucho más habitables y sostenibles.
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