APUNTES SOBRE EL ECO

WORLD OF ECHO, de Arthur Russell (1986)
Hablamos de un disco que nos hace traspasar los límites de la música y del sonido, y nos hace pensar en su materialidad, si es que puede existir tal cosa cuando se habla de una vibración que viaja por el aire. World Of Echo es un disco especial, con muchas capas y matices que te llevan, si te dejas, a un mundo donde el sonido se puede tocar, al mundo del eco.
Kitte abre su blog a dialogar con todos esos modos de expresión artística que nos hagan sentir algo, sean o no propios del mundo de las artes plásticas y el diseño. En esta sección, Kitte repasa, y de paso te recomienda, esas obras musicales, literarias, cinematográficas, performáticas, etc., que de un modo u otro han catalizado un mensaje que, con el poder de conmovernos, puede ser extrapolable a otras corrientes artísticas.
Hoy hablamos de un disco-pieza firmado por el artista y músico Arthur Russell. Se trata de World Of Echo, un LP de dieciocho temas, la mayoría de ellos bastante cortos, editados por Upside Records en 1986.
En un artículo que publicó la revista Pitchfork hace ya unos años, se define el sonido de Russell como “pura arcilla”. Como si el artista hubiese cogido un bloque de barro sonoro y se hubiese dedicado a “doblarlo, rasgarlo, barnizarlo, dejando así unos ritmos, harmonías y acordes vocales parecidos a una escultura por terminar”.
El disco, de hecho, es un estudio del artista sobre el fenómeno del eco. El eco, al igual que la luz, visto como elemento natural que le da un atributo a un espacio. ¿Qué dice un sonido de un lugar? Según cómo las ondas sonoras se transporten en un sitio delimitado y según los elementos físicos que llenan ese espacio, ocurren cosas distintas, y Arthur Russell veía una belleza infinita en este fenómeno. Normal.
Russell, con su voz y su chelo, debió de hacer un peregrinaje a través de muchas habitaciones del Manhattan underground de finales de los setenta y en cada una de ellas se sentaría a grabar una parte de este álbum. Con ello, el artista buscaba diferencias vibracionales y, aplicando el mismo sonido, obtuvo resultados que a oídos poco entrenados pueden sonar iguales, pero que contienen en realidad un mundo de detalles y matices.
Esta encrucijada, sonido / espacio, aunque es pura física, no deja de contener un elemento mágico y es justamente el punto sobre el que Russell decidió edificar su trabajo, obteniendo una paleta de sonidos prácticamente nueva, a veces denominada “etheral music”. Con un chelo y su voz. Haciendo de escultor.
Un consejo: escucha el disco de una sentada para full experience.
Aida Belmonte.